La innovación política, habilita la diversidad, propicia el diálogo, genera participación y cambios en pos del bien común. A través de ella ponemos en el centro el ser humano, su dignidad, su desarrollo y realización, incidiendo positivamente en el territorio.
Desde mi mirada es necesario el desarrollo de una política que revitalice los principios fundamentales de la Doctrina Justicialista, y adaptarlos a las demandas actuales del contexto y la comunidad.
El Siglo XXI desafía a pensar y a hacer política en un nuevo territorio: el territorio digital, con ciudadanos conectados con el Estado. Este nuevo territorio en el que se entrelazan nuevas dinàmicas de construcción de pensamiento político. Allí también se ponen de manifiesto la palabra, la imagen, la opinión ciudadana y las problemáticas que llegan con el avance de la tecnología.
La innovación política nos interpela a poner en marcha nuevos mecanismos de participación política.